sábado, 19 de febrero de 2011

Riesgo

Decir, o no decir… miedo a no saber si va a funcionar, miedo a que las cosas cambien, al fin y al cabo miedo. ¿Debemos no arriesgarnos? ¿Debemos callar y esperar? Si lo tenemos claro, ¿Por qué esperar? Creo que la vida es demasiado corta para pensar en esperar y dejar pasar el tiempo, aclararse sí, pero con un reloj de arena boca abajo que marca el tiempo que te queda, pero cuando se agoten, ¿Seremos capaces de decirlo?.
Soñamos con enamorarnos, con sentir de nuevo algo por otra persona, y cuando crees que eso ha vuelto a suceder, no damos el paso; las circunstancias que te obligan a no darlo pueden ser diversas, cada persona es un mundo, pero aún así… supongo que la cuestión no es que el tiempo se agote, si no que la vida es así, las circunstancias marcan nuestro destino y ser capaces de darles la espalda es el gran reto.
Volé hacia un mundo al que no me enfrentaba desde hacía bastante tiempo, soñé, busqué, y no encontré; pero eso no me impide seguir hacia delante, soy constante en mi decisión porque hay algo fuera por descubrir, porque hay un mundo al que todavía no me he enfrentado y quiero verlo, sentirlo y disfrutarlo.
Mentimos cuando decimos que no queremos a nadie, mejor sola que mal acompañada, pero nunca olvidamos lo que hemos llegado a sentir cuando hemos estado con una persona, esa sensación de sentirte importante para alguien;  una vez probado es lo que buscas volver a tener, soñar y disfrutar; por eso hay que arriesgarse, el rechazo no es importante, es algo que pasa constantemente, ni todas las personas se pueden gustar, ni todas las parejas duran para siempre, simplemente hay que aceptarlo, y cuando se encuentre al adecuado, arriesgar, no dejar pasar trenes por miedo, quizás el que dejes pasar sea el que debías coger, ¿vivirías con la incertidumbre de no saber si era él?

No hay comentarios:

Publicar un comentario